La contaminación acústica es un problema serio que suele pasar desapercibido para la mayoría de la gente. Aunque no nos demos cuenta, en nuestro día a día estamos expuestos a muchos ruidos, y podrían llegar a dañar nuestra salud.
Una prueba de ello es el ruido industrial, aquel al que están expuestos los trabajadores de fábricas, obras, construcción o plantas de reciclaje. Este puede percibirse como una simple molestia, pero constituye una amenaza para la seguridad y la salud.
El ruido industrial puede presentarse de forma continua, como en el caso de motores o maquinaria; o en forma de impacto, con martillos o prensas. El ruido en la industria es el riesgo laboral más frecuente y sus efectos hacen aparición gradualmente, haciendo que se perciba como algo propio del puesto de trabajo y del envejecimiento del trabajador.
El nivel de potencia e intensidad del ruido se mide en decibelios (dB). En función de su intensidad, podemos clasificarlo en:
Existen estudios que indican que un nivel elevado de ruido industrial puede ocasionar desde pérdida temporal de la audición, estrés o dificultad para la comunicación verbal, hasta la pérdida permanente del oído y otros problemas cardíacos o respiratorios.
Para evitar que el ruido en la industria ocasione graves problemas de salud, se exige que en una fábrica se realicen análisis para identificar las áreas de trabajo donde se concentra el ruido y proteger la salud de los trabajadores que se encuentran expuestos a altos niveles sonoros.
De acuerdo con el plan de prevención de riesgos laborales de cada instalación, deben tomarse medidas para minimizar los efectos perjudiciales del ruido industrial en los trabajadores. Unas directrices genéricas para conseguirlo pueden ser: